El ciudadano es un consumidor consciente de sus derechos y obligaciones en el mercado. Pero hay vida fuera del mercado. El ciudadano habita además otros mundos, como son la familia, la vida social, cultural, política, etc.
La publicidad es una forma de comunicación impuesta por los anunciantes. No podemos evitarla, ni podemos contestar a una valla, a un spot o a un anuncio de prensa. Están en el medio en que nos movemos y en la información y el ocio que necesitamos. Podemos aceptar sus mensajes o no, pero no responderlos porque se transmiten a través de los medios de comunicación de masas, que, en la práctica, no admiten respuesta.
Los anunciantes no nos preguntan qué necesitamos. Nos ofrecen unos productos y servicios, y en la “sociedad de mercado” tenemos la “libertad” de elegir entre lo que nos ofrecen, si podemos pagarlo.
La oferta se hace por medio de la publicidad, un lenguaje complejo y en continua evolución (se invierte mucho dinero para ello), a través de unos medios, que funcionan como una enorme red con la que capturan posibles consumidores y hacen paquetes con ellos (por edades, por afinidades, por capacidad económica, etc.) para vendérselos a los anunciantes.
Conocer cómo funcionan la publicidad y los medios, nos ayudará a defendernos de su acoso y a ser consumidores conscientes.